El futuro político de Axel Kicillof no solo se juega en la campaña bonaerense: también depende de cómo quede conformada la Legislatura provincial después de las elecciones. La disputa por el control de ambas cámaras se convirtió en un factor clave para el gobernador, que mira de reojo la proyección de su figura hacia una eventual candidatura presidencial en 2027.
En el oficialismo reconocen que un resultado adverso podría complicar el despliegue de su gestión durante los próximos dos años. Con un escenario ajustado, cada banca suma y el equilibrio de fuerzas definirá si el mandatario provincial logra sostener su programa político o queda condicionado por la oposición.
El peronismo bonaerense apuesta a consolidar su representación en el Senado, donde históricamente encontró mayores obstáculos, y a retener su predominio en Diputados. La estrategia incluye un fuerte despliegue territorial, con Kicillof al frente de la campaña en distritos donde el kirchnerismo enfrenta mayor resistencia.
Desde la oposición, en tanto, advierten que el oficialismo busca “blindarse” de cara a las presidenciales y señalan que el control legislativo es el paso previo para fortalecer la candidatura del gobernador en el plano nacional.
La definición, como siempre en la provincia de Buenos Aires, excede lo meramente institucional: se trata de poder político. Y, en ese juego, Kicillof sabe que las próximas elecciones legislativas serán decisivas no solo para su gestión actual, sino también para su futuro personal dentro del peronismo y en la carrera por la Casa Rosada.