La Justicia bonaerense ordenó este viernes la clausura preventiva del estadio Libertadores de América–Ricardo Enrique Bochini, luego de los violentos enfrentamientos entre simpatizantes de Independiente y de Universidad de Chile durante el partido de octavos de final de la Copa Sudamericana. Los disturbios dejaron decenas de heridos, al menos dos en estado crítico, y más de un centenar de detenidos.
La medida fue dispuesta por el juez de Garantías N.° 3 de Avellaneda–Lanús, José Luis Arabito, a partir de un pedido del fiscal Mariano Zitto, responsable de la investigación. Según la resolución, Independiente no podrá recibir público en su estadio y, en caso de querer disputar encuentros como local, deberá hacerlo a puertas cerradas o gestionar un escenario alternativo con el visto bueno de la AFA, Conmebol, la Aprevide y el Ministerio de Seguridad bonaerense.
Arabito exigió además que las instituciones involucradas presenten un plan conjunto para garantizar que hechos similares no vuelvan a repetirse. El ministro de Seguridad provincial, Javier Alonso, deberá remitir un informe con las medidas adoptadas.
Una noche de violencia extrema
El partido había comenzado con tensiones en las tribunas, pero en el inicio del segundo tiempo la situación se descontroló. Desde la bandeja superior donde se encontraba la parcialidad chilena, se arrojaron proyectiles de todo tipo: pedazos de mampostería, escombros de sanitarios, piedras, monedas y bombas de estruendo. La respuesta de la barra de Independiente fue ingresar a la zona visitante, generando escenas de extrema violencia: golpizas, hinchas desnudos y ensangrentados, e incluso personas que cayeron desde las gradas intentando escapar.
El árbitro uruguayo Gustavo Tejera interrumpió el juego de manera provisional y los equipos fueron enviados a los vestuarios. Tras intentos fallidos de evacuar a la hinchada visitante, Conmebol decidió suspender definitivamente el encuentro a las 23:37, alegando “falta de garantías de seguridad”.
Balance provisorio
De acuerdo con fuentes judiciales y sanitarias, se registraron al menos 185 heridos (177 hombres, cinco menores y tres mujeres). Dos permanecen en estado delicado en el Hospital Fiorito de Avellaneda, con traumatismos craneoencefálicos y fracturas graves. Además, unas 125 personas resultaron detenidas, mientras que otras versiones hablan de cerca de 300 hinchas visitantes demorados por la policía.
Los videos que circularon en redes sociales mostraron la magnitud de la violencia: seguidores de la U. de Chile golpeados y obligados a despojarse de su ropa mientras eran hostigados por barrabravas locales.
Con la clausura del estadio y la investigación en curso, el futuro deportivo e institucional de Independiente queda en suspenso, a la espera de definiciones de la Justicia y de los organismos de seguridad y fútbol.