Durante su presentación en la Bolsa de Rosario, el presidente Javier Milei sugirió que la actual volatilidad financiera se extenderá al menos hasta después de las elecciones provinciales del 7 de septiembre, y posiblemente hasta las elecciones legislativas de octubre, lo que implica mantener tasas de interés en torno al 60 % anual durante otros 60 días.
Actualmente, el Empleo Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC refleja una caída del 0,7 % en junio, mientras que la actividad industrial retrocedió un 3,3 % interanual en julio, achicando el acumulado del año a apenas un 1,7 %. Esto deja al país en riesgo de una recesión técnica o prolongada meseta económica.
Los costos financieros se dispararon. Según estimaciones de la consultora Equilibra, la carga del servicio de deuda aumentó en $1,3 billones entre agosto y febrero de 2026, equivalentes al 0,13 % del PBI, y continuará creciendo si persisten los niveles actuales de tasas elevadas.
Además, el endurecimiento monetario generó una restricción crediticia significativa: los bancos recortaron préstamos, aunque las pymes aún pueden acceder al descuento de cheques electrónicos. Sin embargo, la tasa de documentos avalados escaló del 35 % al 50 % anual, presionando los márgenes de muchas empresas.
Este escenario se inscribe dentro de una historia más amplia de incertidumbre económica. Según Reuters, pese a las altas tasas, persiste presión cambiaria, con volatilidad en el dólar y fuerte dólarización de carteras, especialmente en el contexto electoral. Por su parte, JP Morgan recortó sus estimaciones de crecimiento para Argentina —ahora proyecta un crecimiento anual del 4,7 %— ante la desaceleración de la actividad, la caída del crédito y la volatilidad financiera.